31 de julio de 2014

Salvaje

Titulo: Salvaje
Autor: Cheryl Strayed
Año: 2012 (2013)
Traducido por: Isabel Ferrer y Carlos Milla

Editorial: Roca
Temática: Historias reales de heroísmo
Páginas: 368
ISBN: 978-84-9918-575-0

Sinopsis: Un libro poderoso e incendiariamente honesto: la historia de los 1800 kilómetros que la joven autora anduvo en su recorrido a pie por la cordillera del Pacífico de los Estados Unidos. Con veintidós años creía que lo había perdido todo en la vida, tras tomar la decisión de separarse y de que su madre muriera de cáncer. Sus hermanos se dispersaron y ella se quedó sin pilares sobre los que construir su vida. Cuatro años después de la muerte de su madre toma la decisión más impulsiva de su vida: recorrer el camino del las Cumbres del Pacífico, una ruta de senderismo que recorre toda la costa oeste de los Estados Unidos, desde el desierto Mojave en California y Oregon al estado de Washington. Y decide hacerlo completamente sola. Sin ninguna experiencia en senderismo, y ni tan solo habiendo pasado jamás una noche al aire libre, para ella se trataba de? una idea, vaga y extravagante y prometedora? Pero esa promesa se convirtió en la necesidad de volver a juntar las piezas del rompecabezas en que se ha convertido su vida. Narrada con suspense, estilo, sentido del humor y ternura, Wild consigue atrapar el miedo y los placeres en la vida de una joven que se encuentra en el proceso de forjar su vida contra toda expectativa, en el viaje que la volvió loca, que la fortaleció y que acabó por sanarla.

  • Mi andadura en solitario de tres meses por el Sendero del Macizo del Pacífico tuvo muchos comienzos.
  • «Un año, un año, un año». Esas dos palabras palpitaban como un corazón en mi pecho.
    Ese era el tiempo de vida que le quedaba a mi madre.
  • Su amor por nosotros era inabarcable. No podía cuantificarse ni contenerse.
  • «No somos pobres —decía mi madre una y otra vez—. Porque somos ricos en amor.»
  • Nos quería más que todas las cosas nombradas en el mundo.
  • Árboles que al principio me habían parecido iguales a cualesquiera otros pasaron a ser tan reconocibles como las caras de viejos amigos entre la multitud, y realizaban con sus ramas gestos que poseían un repentino significado, llamaban con sus hojas como si estas fueran manos identificables.
  • Cada noche el cielo negro y las estrellas resplandecientes eran mis asombrosos acompañantes; a veces veía su belleza y solemnidad tan claramente que comprendía con penetrante intensidad que mi madre tenía razón, que algún día sí se lo agradecería, y que de hecho se lo agradecía ya, que sentía crecer algo dentro de mí que era fuerte y real.
  • Me miraba, y a sus ojos asomaba un destello de amor.
  • Ese deseo era un paraje inhóspito y tenía que encontrar el camino para salir del bosque. Tardé cuatro años, siete meses y tres días en conseguirlo. No sabía adónde iba hasta que llegué allí.
  • Ella siempre sería mi madre, le dije, pero tenía que marcharme. En todo caso, expliqué, para mí ella ya no estaba en ese arriate. La había puesto en otra parte. El único lugar donde podía acceder a ella. Dentro de mí.
  • Solo después de su muerte tomé conciencia de quién era ella: una fuerza al parecer mágica en el centro de la familia en cuya poderosa órbita girábamos todos invisiblemente.
  • kilómetros y kilómetros de amplio paisaje verde frente a mi parabrisas, y el cielo se extendía aún a mayor distancia.
  • Ni siquiera se me había pasado por la cabeza la posibilidad de que fuera incapaz.
  • Solo sabía que había llegado el momento de ponerse en marcha, así que abrí la puerta y salí a la luz del día.
  • El miedo, en gran medida, surge de una historia que nos contamos a nosotros mismos, y por tanto me propuse contarme una historia distinta de la que se cuenta a las mujeres. Decidí que no corría peligro. Era fuerte. Era valiente. Nada podía vencerme.
  • El temor engendra temor. La fuerza engendra fuerza.
  • —¿Por qué has venido a buscarme desde tan lejos? —pregunté jadeando de pesar.
    —Porque sí —contestó él, apretando el volante, con la mirada fija en la noche estrellada a través del parabrisas—. Sencillamente porque sí.
  • Alcé la vista para mirar el cielo azul, y sentí un estallido de energía, pero sobre todo la presencia de mi madre, y recordé las razones que me habían inducido a pensar que era capaz de recorrer ese sendero.
  • En los momentos que iban entre mis diversos sufrimientos, reparaba en la belleza que me rodeaba, lo prodigiosas que eran las cosas tanto pequeñas como grandes: el color de una flor del desierto que me rozaba en el sendero o el vasto cielo cuando el sol se desvanecía al otro lado de las montañas.
  • Contemplé el cielo mientras la luz se desvanecía en un despliegue de vivos colores por encima de las montañas, sintiéndome la persona más afortunada de este mundo.
  • Si él podía hacerlo, yo también,
  • en los lugares salvajes a los que me había llevado mi descarriada vida había aprendido cosas que antes ignoraba.
  • Había adorado los libros en mi vida normal, pre-SMP, pero en el sendero habían adquirido un significado aún mayor. Era el mundo en el que podía perderme cuando aquel en el que estaba realmente me resultaba demasiado solitario o áspero o difícil de soportar.
  • La soledad siempre me había parecido un lugar real, como si no fuera un estado, sino más bien un espacio a donde podía retirarme para ser quien de verdad era.
  • —¿El vacío? —pregunté, alicaída.
    —Es algo bueno —dijo—. Es el lugar donde «nacen» las cosas, donde se «inician». Piensa en un agujero negro, que absorbe energía y luego la libera en forma de algo nuevo y vivo.
  • Yo estaba allí. Me sentía como no me había sentido desde hacía tiempo: yo dentro de mí, ocupando mi lugar en la insondable Vía Láctea.
  • A veces el aire cobraba vida con el sonido del viento que azotaba los árboles;
  • —La lectura es mi recompensa al final del día —dije—.
  • —Deberíamos pedir un deseo —propuse a Brent.
    —¿No tendrías que esperar a ver una estrella fugaz? —preguntó
  • —El cometido de un padre es enseñar a sus hijos a ser guerreros, a darles la seguridad para subirse al caballo y entrar en combate al galope cuando hace falta.
  • el tiempo pasado en la naturaleza proporcionaba un «perdurable valor curativo y civilizador»,
  • La luz era tenue, teñida de una ligerísima tonalidad rosada, tan hermosa que mi agotamiento pasó a segundo plano.
  • —No pasa nada —susurré al ciervo, sin saber qué iba a decir hasta que lo solté—: en este mundo estás a salvo.
  • Podría haberme puesto a leer Dublineses o haberme echado a dormir en el capullo de mi saco, pero esa noche el cielo me hipnotizó de tal modo que no podía dejar de mirarlo.
  • la pérdida representaba algo bueno —el símbolo de todo aquello que ya no necesitaba, quizás;
  • No podía hacer otra cosa que seguir adelante.
  • Creo que estamos aquí una sola vez y lo que hacemos cuenta. ¿Y tú en qué crees?
  • —Mira el cielo —sugirió—. Cuántas estrellas.
    —Es precioso —contesté, pero no miré el cielo.
  • Alcé la vista al cielo y vi magníficas estrellas por todas partes, tan brillantes en contraste con la oscuridad. Me estremecí, consciente de que tenía suerte de estar allí, y pensé que aquello era demasiado hermoso para volver al interior de mi tienda.
  • El mundo y sus habitantes me habían abierto los brazos a cada paso.
  • Me parecía alguien que estaría siempre presente en mi vida aun cuando no volviera a verlo.
  • Además, ya sabía qué eran las diez mil cosas. Eran todas las cosas nombradas y no nombradas en el mundo, y todas juntas, sumadas, no eran equiparables al amor de mi madre por mí. Y al mío por ella.
  • Es imposible saber por qué ocurre una cosa y no otra. Cuál es la causa de qué. Qué destruye qué. Qué lleva a que unas cosas florezcan o mueran o cambien de rumbo.
  • —Increíble. Yo siempre he deseado hacer algo así. Un gran viaje.
    —Podrías. Deberías. Créeme, si yo he podido, cualquiera puede.
  • Era mi vida: como todas las vidas, misteriosa e irrevocable y sagrada. Tan cercana, tan presente, tan mía.
    Y qué extraordinario era dejarlo estar.

17 comentarios:

  1. Anónimo31/7/14

    oh! No conocía para nada este libro pero me ha encantado, un diez, me lo apunto si o si.

    Bostezos ^^

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  2. No me llama la atención

    Un beso^^

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  3. aww no lo conocía pero tiene bastantes frase sbuenas <3

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  4. No lo conocía pero me llama bastante :)

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  5. No conocía el libro, pero tiene buena pinta :D
    Un beso

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  6. no tenia ni idea de este libro, pero me ha llamado mucho, y me encantan las frases!!! besotes

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  7. No lo conocía pero tiene frases muy buenas, lo apuntaré a mi lista ;) Saludos !

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  8. Pues me parece una propuesta sumamente interesante, la verdad. Este lo voy a buscar
    Besos

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  9. Hola linda!
    Pues no conocía para nada este libro y a la autora tampoco así que muchas gracias por la reseña. Se ve interesante. Saludos y que estés super =D

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  10. Qué bueno... me gustan las experiencias vitales bien narradas¡¡ seguro que le doy una oportunidad¡¡ nos leemos¡¡¡

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  11. me llama mucho la atencion :D

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  12. Hola ^^
    No conocia la existencia de este tipo de libros, me ha llamado bastante, gracias por la reseña ^^

    un beso

    Mel de palabras compartidas, no dudes en pasarte

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  13. No me suena el libro, ¡gracias por las frases! ^^

    Un beso =)

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  14. Muy bonitas las citas, me ha encantado esta:
    —¿Por qué has venido a buscarme desde tan lejos? —pregunté jadeando de pesar.
    —Porque sí —contestó él, apretando el volante, con la mirada fija en la noche estrellada a través del parabrisas—. Sencillamente porque sí.
    Besos!

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  15. ¿Por qué todos los libros que lees tienen citas tan bonitas? ¿POR QUÉ?♥ Ahora los quiero todos, en plan pokemon.

    ¡Un besote!

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  16. No es el tipo de libro que suelo leer pero no tiene mala pinta.

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