19 de enero de 2017

La señora Bovary

Titulo: La señora Bovary
Autor: Gustave Flaubert
Año: 1856 (2012)
Traducido por: María Teresa Gallego

Editorial: Alba
Temática: Ficción Clásica
Páginas: 400
ISBN: 978-84-8428-789-6

Sinopsis: «Será el primer caso, creo, de novela en que se hace burla de la heroína y de su galán. Pero la ironía no perjudica al pathos; al contrario, la ironía subraya el aspecto patético», escribió Gustave Flaubert en el largo proceso de redacción (1851-1856) de La señora Bovary. Alarmados por su «invencible tendencia al lirismo», algunos amigos le habían aconsejado centrarse en «un tema banal, uno de esos sucesos que abundan en la vida burguesa». Al final, tanta sujeción al «tema banal» y tanta refutación del «lirismo», volcadas en la historia de un adulterio en una ciudad de provincias, escéptica ante el espíritu romántico tanto como ante el científico, le valieron un proceso por «ofensa a la moral y a la religión». No han dejado de correr ríos de tinta en torno a La señora Bovary, que hoy presentamos en una nueva traducción de María Teresa Gallego Urrutia. Defendida en su día por Baudelaire y Sainte-Beuve, reivindicada por Zola y el naturalismo, rescatada por Sartre y los autores del nouveau roman, admirada por Nabókov, es aún hoy un modelo central de lo que debe y no debe ser una novela. La historia de un adulterio en una ciudad de provincias, sin grandes personajes ni ambientes fastuosos, tuvo un aspecto tan realista que las instituciones se vieron agredidas y abrieron un proceso judicial contra el autor, del que saldría absuelto y que le reportó una fama sin precedentes.

  • Estábamos en el aula de estudio cuando entró el director y, tras él, un nuevo vestido de calle y un mozo que traía un pupitre grande.
  • La señora Bovary se mordía los labios y el niño vagabundeaba por el pueblo.
  • Era como una iniciación al mundo, el acceso a placeres prohibidos: y, al entrar, ponía la mano en el picaporte con una alegría casi sensual.
  • Le sentaba mal el ruido de pasos; si te ibas, la soledad le resultaba odiosa; si volvías, seguro que era para presenciar cómo se moría.
  • Si ya le habían dicho que iba a ser desgraciada; y acababa pidiéndole algún jarabe para su salud y algo más de amor.

7 de enero de 2017

El juego de Ender

Titulo: El juego de Ender
Autor: Orson Scott Card
Año: 1985 (2013)
Traducido por: J. M. Rodelgo y Antonio Sánchez

Editorial: Ediciones B
Temática: Ciencia Ficción
Páginas: 368
ISBN: 978-84-9019-492-8

Sinopsis: La Tierra se ve amenazada por los insectores, una raza extraterrestre completamente ajena a los humanos, a los que pretende destruir. Para vencer a los insectores es necesario un nuevo tipo de genio militar, y por ello se ha permitido el nacimiento de Ender, quien en cierta forma constituye una anomalía viviente: es el tercer hijo de una pareja en un mundo que ha limitado estrictamente a dos el número de descendientes. El niño Ender deberá aprender todo lo relativo a la guerra en los videojuegos y en los peligrosos ensayos de batallas que realiza con sus compañeros. A la habilidad en el tratamiento de las emociones, ya característica de Orson Scott Card, se une en este libro el interés por el empleo de las simulaciones de ordenador y juegos de fantasía en la formación militar, estratégica y psicológica del protagonista.

  • —He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo menos, lo más adecuado que vamos a encontrar.
  • Te sentirás buscando algo, algo que echas en falta, pero que no encuentras, y ni siquiera recuerdas lo que era.
  • él sabe pensar en gravedad cero, y vosotros sólo pensáis en devolver.
  • —Es mi vida lo que se está jugando en este asunto.
  • los juegos son eso: mueres mucho hasta que le coges el truco.
  • —Lo que importa es que ha ganado el juego que no se podía ganar.