La pesca de salmón en Yemen

Titulo: La pesca de salmón en Yemen
Autor: Paul Torday
Año: 2007 (2015)
Traducido por: Luis Murillo Fort

Editorial: Alianza
Temática: Ficción Moderna y Contemporánea
Páginas: 352
ISBN: 978-84-206-9702-4

Sinopsis: Cada día, lo inesperado. Tal le acontece, aunque él ni siquiera sospeche el alcance, a Alfred Jones, gris y metódico empleado del Centro Nacional para el Fomento de la Piscicultura del Reino Unido, cuando le llega el delirante encargo de estudiar la introducción del salmón en el desértico Yemen y llevarla a cabo. A pesar de su renuencia inicial, el entusiasmo del multimillonario jeque que ha concebido el proyecto y de su atractiva intermediaria (además de algo menos nobles motivaciones políticas) se combinarán para que de forma imprevisible, y a través de cómicas peripecias, la oscura vida de Alfred y su ser apagado experimenten un vuelco total.

• Estimado doctor Jones:
  Le escribo por indicación de Peter Sullivan, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth (Sección Oriente Próximo y Norte de África).
• un proyecto para introducir el salmón, y el deporte de la pesca del mismo, en Yemen.
• Somos conscientes del reto que supone semejante iniciativa,
• –Pesco porque espero que al final picará alguno.
• –Porque cree. Esperar es creer. Posee usted la base de la fe. Pese a todas las pruebas, usted desea creer. Y cuando pesca algo, ¿qué siente?
• Esos pensamientos daban vueltas y vueltas en mi cabeza, persiguiéndose como salmones alevines en las relucientes aguas de un arroyo.
• Nunca te lo he preguntado: ¿sabes pescar?
• Harriet se había puesto un perfume que, aunque suave, me recordó al aroma de un jardín en una noche de verano después de llover.
• Soy consciente de que, si llegara a hacerse realidad, sería un milagro divino.
• esta mágica criatura nos acerca un poco más a Dios, por el misterio mismo de su vida, por el largo viaje que realiza atravesando los océanos hasta que encuentra las aguas de sus ríos de origen,
• En alguna parte de esa imagen, vista por un telescopio puesto del revés, estaba Harriet,
• a ella no le interesaba, así que la imagen se ha desvanecido y la he guardado muy dentro de mí.
• Sólo quiero que sepas que no dejo de pensar en ti, y que cuando estoy dormida sueño contigo. No puedes pedir más, ¿verdad?
• Cada carta que me envías es como un gran vaso de agua fresca.
• «Nuestra tarea consiste en ayudar al cliente a conseguir lo que se propone, no en decirle si nos parece bien o mal».
• Él cree que el salmón y su largo viaje a través de los océanos hasta su río natal son, de alguna extraña manera, un símbolo de su propio viaje para estar más cerca de su Dios.
• pescar es un deporte que ejerce un efecto benéfico y tranquilizante en las personas,
• una idea que es improbable llevar a cabo pero verdaderamente heroica.
• lo que el jeque pretende es demostrar que las cosas pueden cambiar, que nada hay absolutamente imposible.
• más allá del río unas montañas extraordinariamente bellas y salvajes se elevaban escarpadas hacia un cielo de un azul tan intenso que era casi indescriptible.
• Parecía de noche, con la niebla posándose y la lluvia repiqueteando sin cesar en las ventanas.
• Así es como me he sentido todo la jornada, como si lloviera en mi corazón.
• Cuando Mary se fue a Suiza, el vacío se instaló en mi vida.
• sabía tan poco del amor como del miedo a la muerte o de los viajes espaciales.
• «La fe está antes que la esperanza, y antes que el amor».
• habría preferido besar a un salmón antes que a él.
• la democracia puede brotar del cañón de un arma, pero hasta ahora nadie había insinuado que la democracia estuviera colgando del anzuelo de una caña de pescar.
• Y lo que recibo, tanto de Dios como de ti, es un silencio ensordecedor.
• El mismo Dios que me creó a mí creó al salmón, y en su sabiduría nos reunió y de este modo me dio los momentos más felices de mi vida.
• La imagen me hizo pensar en un mundo olvidado de cuento infantil.
• Traté de imaginar el cielo cubierto y la lluvia. Las gruesas gotas al salpicar el polvo, dejando diminutos cráteres allá donde caían.
• El claro de luna a través de los visillos me permtió ver las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Me quedé allí, con la mano en el tirador de la puerta, sin saber qué hacer.
• –Y de repente se inclinó y me dio un beso, fugaz y fresco, en los labios.
• Estábamos mirándonos, y de alguna manera mi expresión me delató; delató el hecho de que, en ese preciso instante, me había enamorado.
• A eso lo llamo yo caridad. Dar agua a desconocidos en el desierto, donde el agua escasea.
• Era un sueño tan bonito, que no quería que terminara.
• por el momento, no estoy segura de que vaya a superarlo algún día. Pero sé que tú y todos mis amigos me ayudaréis a intentarlo.
• Recuerdo aquellos largos anocheceres en el norte, cuando el viento ahuyentaba los mosquitos, como los momentos más felices de mi vida.
• «No hay ninguna esperanza, ni para mí ni para ti».
• «Sin fe no hay esperanza. Sin fe no hay amor».
• El primer paso era sencillo: creer en el hecho mismo de creer.
• Me quedé mirando los peces, casi fascinado.
• Quisiera pensar que era una lágrima, pero puede que sólo fuese un granito de arena.
• nadan contra corriente, enfrentándose al caudal con increíble fuerza y valor,
• ¿Sabes, Fred?, en esta parte del mundo casi siempre brilla el sol y nadie me molesta.
• creo que se han escrito ya tantos libros buenos que no es necesario acudir a los nuevos.
• Lo creo porque es imposible.
• La estatua sería colocada en el centro de Saná, previa obtención del correspondiente permiso.

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Una original novela sobre la fe y sueños imposibles a la que hay que echarle el anzuelo.

3/5

Lo mejor: La relación entre Alfred y Harriet.

Lo peor: La narración a base de informes.

¿Os han gustado las frases? ¿Habéis visto la película?