Yo, robot

Titulo: Yo, robot
Autor: Isaac Asimov
Año: 1950 (2010)
Traducido por: Manuel Bosch Barret

Editorial: Edhasa
Temática: Ciencia Ficción
Páginas: 384
ISBN: 978-84-350-4504-9

Sinopsis: Una investigación llevada a cabo por un periodista acerca de la trayectoria de la robopsicóloga Susan Calvin da pie a los nueve relatos que componen esta novela. Publicada cuando la electrónica digital estaba en su infancia, "Yo, robot" resultó ciertamente visionaria. Aquí formuló Isaac Asimov por primera vez las tres leyes fundamentales de la robótica, que rigen el comportamiento en los diferentes conflictos que se presentan entre humanos y robots, que se convertirían en una de las piedras angulares de la ciencia ficción. La modernidad y éxito de este libro se explica por la audacia en la composición y por la aplastante lógica en sus reflexiones, que se adentran en el campo de la ética y de la psicología. "Yo, robot" es uno de los pocos títulos de ciencia ficción que han superado con amplitud el círculo de lectores especialmente aficionados, entre los que a menudo se considera una obra cumbre. Su influencia y la de las tres leyes de la robótica en ella enunciadas es muy notable y ha servido de inspiración para incontables novelas, cómics y películas.

• 1. -Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
• 2. -Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera Ley.
• 3. -Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda Leyes.
• He revisado mis notas y no me gustan.
• –¿El interés humano... de los robots? Esto es una contradicción.
• –Noventa y ocho... noventa y nueve... ¡cien! –Gloria retiró su pequeño y regordete antebrazo de delante de los ojos y permaneció un momento parpadeando al sol.
• –Estás luchando contra las sombras. Imagínate que Robbie es un perro.
• –¡No era una máquina! –gritó Gloria con furia–. Era una persona como tú y como yo, y además era mi amigo.
• Ningún cuchillo podrá cortar nuestro amor en dos.
• Cutie contempló sus largos dedos afilados con una curiosa expresión humana de perplejidad.
• –Y la cuestión que inmediatamente se presenta –continuó Cutie imperturbable–, es: ¿cuál es la causa de mi existencia?
• El robot tendió sus fuertes manos con un gesto de imploración.
• –No hay más Señor que el Señor –dijo–, y QT-1 es su Profeta.
• Un robot no puede sentir odio, pero los ojos de Cutie eran inescrutables.
• –Que con la fría y lógica razón, uno puede probar lo que quiera… si encuentra el postulado apropiado.
• Hay algo... siniestro en esto. –Enfatizó estas últimas palabras dando un puñetazo sobre la mesa.
• Tus pesadillas deberían ser en tecnicolor.
• Es tu parte imaginaria lo que me interesa. Tus estudios sobre la relación de los motivos y emociones humanas...
• –¿Por qué habría de equivocarme? ¿Qué sabes tú de todo esto, siendo una mera máquina?
• No soy más que una máquina a la que se ha dado una imitación de vida
• –¿Ha preguntado usted a cada uno de ellos quiénes son? –preguntó la doctora, ceñuda–.
• Toda la vida normal, Peter, consciente o no, se resiste al dominio.
• Físicamente, y hasta cierto punto mentalmente, un robot, cualquier robot, es superior a un ser humano.
• la necesidad de saltar hacia el ser humano en peligro
• –¿A cuál?
  El robot quedó sumido en una profunda reflexión.
  –No lo sé. Uno de nosotros.
• –La máquina habla y razona. No puede haber dilema.
• En la última habitación, la ventana no era ya azul y llena de cielo. Era negra, y unas puntas de aguja amarillentas en forma de estrella decían: Espacio.
• –Realmente, doctor Lanning, ¿cómo puede usted pensar que soy un robot?
• –Mundos diferentes. Los robots son esencialmente honrados –dijo con una sonrisa helada.
• Todo ser humano bueno, debe, además, amar a su prójimo como a sí mismo, arriesgar su vida para salvar a los demás. Ésta es la Primera Ley de la Robótica.
• Es usted el único responsable de sus propios deseos.
• lo que ocurre es que no hay manera de diferenciar un robot de un ser humano bueno.
• Estoy tratando de salvarte la vida.
  –¡No estoy en peligro!
• Las Máquinas son robots y gobiernan el mundo.
• La gente dice, «es tan claro como mi nariz», pero, ¿qué porción de nuestra nariz podemos ver, a menos que nos den un espejo?
• las estrellas parecían puntas de agujas brillantes en la noche oscura.
• la naturaleza humana es una vieja amiga nuestra.
• necesitamos todavía el hombre que sea lo bastante inteligente para pensar en las preguntas adecuadas.
• no hay nada tan eternamente adhesivo como el recuerdo del poder.
• Desobedecer los análisis de la Máquina es seguir el sendero del error.
• Sólo las Máquinas lo saben y se encaminan hacia ello, llevándonos consigo.
• Lo he vivido desde el principio, cuando los robots no podían hablar, hasta el final, cuando se interpusieron entre la Humanidad y la destrucción. Ya no veré nada más. Usted verá lo que viene ahora...
  No volví a ver a Susan Calvin nunca más. Murió el mes pasado, a la edad de ochenta y dos años.

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Un libro de relatos de ciencia ficción en el que Isaac Asimov pondrá a prueba las 3 leyes de la robótica.

3/5

Lo mejor: Robbie; pequeño robot perdido.

Lo peor: Difícil de seguir; me esperaba otra cosa.

¿Os han gustado las frases? ¿Y la película?