Las lágrimas de San Lorenzo

Titulo: Las lágrimas de San Lorenzo
Autor: Julio Llamazares
Año: 2013 (2013)

Editorial: Alfaguara
Temática: Ficción Moderna y Contemporánea
Páginas: 200
ISBN: 978-84-204-1450-8

Sinopsis: Julio Llamazares regresa a la novela con una emocionante historia sobre los paraísos e infiernos perdidos -padres e hijos, amantes y amigos, encuentros y despedidas- que recorren toda una vida entre la fugacidad del tiempo y los anclajes de la memoria. Un profesor de universidad que ha rodado por Europa como una bola del desierto sin echar raíces en ningún lugar regresa a Ibiza, donde pasó sus mejores años de joven, para asistir junto con su hijo, del que vive separado hace ya tiempo, a la lluvia de estrellas de la mágica noche de San Lorenzo. La contemplación del cielo, el olor del campo y del mar y el recuerdo de los días pasados desatan en él la melancolía, pero también la imaginación.

• El verano empezaba cuando llegaban los veraneantes.
• Lo recuerdo como si fuera hoy. Alrededor, el mundo se había parado y la noche parecía una gran pantalla negra.
• La única luz era la del cielo, que parecía una gran luciérnaga de tan iluminado como se le veía.
• Una plantación de estrellas, que eran como las motas con las que en esos días aquél estaba dando su fruto.
• Y es que las lágrimas de San Lorenzo, como llamaban en aquellos pueblos a las estrellas fugaces del mes de agosto por concentrarse principalmente en torno a ese día, acarreaban cada una de ellas la posibilidad de pedir un deseo,
• Parece como si ese imán invisible que sujeta a las estrellas contra él hubiera desaparecido, dejándolas en libertad.
• Es el destino de todo lo que se cae, de todo lo que se mueve, ya sea en el cielo, ya sea en la tierra. O en nuestro corazón, que también tiene estrellas y flores como esta noche de San Lorenzo.
• creía que la vida era una estrella que no se apagaba nunca,
• —Cada noche la tienes que mirar. Así el abuelo seguirá vivo en el cielo.
• Es natural que el tiempo lo borre todo, desde los sueños a las promesas y desde las estrellas a las fotografías.
• El niño está impresionado por la grandiosidad de este firmamento que parece apoyarse directamente sobre nosotros.
• Siempre me sorprende el tiempo. Más que el tiempo, su fugacidad.
• Como una de esas estrellas que cada poco surcan el cielo perdiéndose para siempre, mi vida se va alejando a velocidad de vértigo de la memoria que conservo de ella.
• Tumbado en la cubierta de aquel ferry, mientras las olas batían el barco y mis pensamientos, iba absorto mirando las estrellas que parecían cubrirlo todo, incluido mi corazón.
• Jóvenes como yo que creían que el tiempo era como el mar, inagotable y siempre volviendo.
• La vida es un iceberg que resplandece ante nuestros ojos y que se desvanece al punto como cualquiera de esas estrellas
• Es una de las leyes de la vida, de esta vida que vivimos sin entenderla hasta que ya ha pasado.
• —Nos pasamos la mitad de la vida perdiendo el tiempo y la otra mitad queriendo recuperarlo.
• Es la rueda de la vida, que gira y gira sin detenerse, pero que nunca vuelve hacia atrás por más que lo deseemos.
• —Cada estrella que pasa —dijo Otto— es un verano de nuestra vida.
• —¿En qué piensas?
  —En ti —respondo abriendo los ojos. Nicole se refleja en ellos enmarcada por un millón de estrellas.
• cada estrella que cruza el cielo sobre nosotros buscando la eternidad es una vida que desaparece.
• la vida pasa y se desvanece como una estrella...
• La noche tiembla como las estrellas; la caracola inmensa del mar es ya una caja de resonancia contra la que choca el mundo.
• mis recuerdos tienen más relación con mi fantasía que con mi vida,
• Quizá porque los recuerdos necesitan las palabras para serlo y, al revés, porque las palabras, sin nada que nombrar, se borran.
• Una mancha azul y negra que las estrellas llenan de serenidad y paz.
• —¡Ah!... ¡Ya no me acuerdo! —le miento, sin atreverme a inventar un final para una historia que, de tan bella, no debería tenerlo jamás.
• Ninguna como ella ha iluminado mis ilusiones, mis sueños y mis deseos, mi desamparo y mi felicidad.
• En esta noche, la hoguera es el propio cielo, pero el efecto es el mismo, no sólo sobre la naturaleza, sino también sobre las personas;
• Sin la soledad, la noche no sólo no me da miedo, sino que enciende mi corazón
• Como estrellas fugaces pasaron por mi existencia y como tales las veo brillar esta noche entre las constelaciones de mi memoria
• Parece que van a durar siempre, que nunca te abandonarán del todo y, cuando te das cuenta, han desaparecido del mundo sin ni siquiera dejar un rastro de luz como las estrellas;
• El pasado pasó, estuvo bien como fue y mejor que quede en nuestro recuerdo, ¿no crees?
• esa felicidad que no necesita más que de una noche estrellada para ser total y completa.
• la vida es apenas una luz en las tinieblas de un universo infinito, pero a la vez tan fugaz como los deseos del hombre.
• ese firmamento tembloroso que contemplo sobre mí mientras mi hijo duerme a mi lado ajeno a mis pensamientos y con los ojos llenos de estrellas y de ilusiones.
• Lo único que no desaparecerá es el tiempo.
• Lo he creído hasta esta noche, hasta que las estrellas comenzaron a volar sobre mis ojos y los recuerdos a hacer lo mismo en mi corazón,
• las personas siguen viviendo en el cielo mientras los que las conocieron miren su estrella todas las noches.
• ¿No serán ésas sus lágrimas, las lágrimas de la humanidad?
• ¿No será Dios el tiempo?

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Una novela nostálgica y melancólica sobre la fugacidad del tiempo, contada una noche mágica de verano.

3/5

Lo mejor: Lluvia de recuerdos.

Lo peor: Triste.

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