Autor: Markus Zusak
Año: 2002
Traducido por: Matuca Fernández de Villavicencio
Editorial: Lumen
Temática: Ficción Moderna Y Contemporánea
Páginas: 384
ISBN: 9788426419804
Sinopsis: ¿Conoces de verdad a la gente que más te quiere? ¿Sabes con qué sueñan tus mejores amigos? ¿Te atreves a descubrir algo insólito de ti mismo? Ed Kennedy es un chico cualquiera en un suburbio cualquiera de una gran ciudad. Vive en un apartamento maltrecho en compañía de su perro y se gana el sueldo como taxista. Le acompaña una pandilla de amigos que poco o nada le piden a la vida, pero de repente algo pasa y Ed tendrá una misión que cumplir# Día tras día, noche tras noche, el joven irá descubriendo que el afecto, la amistad y el amor no son palabras huecas sino verbos vivos: si quieres saber, pregunta; si pretendes ayudar, actúa; si quieres cambiar, no esperes. A menudo, son los pequeños gestos los que mueven el mundo y Markus Zusak nos demuestra que cada uno de nosotros, incluso un chico cualquiera en un suburbio cualquiera, puede dar el primer paso.
-
El hombre de la pistola es un inútil.
Yo lo sé.
Él lo sabe. -
Unos días más tarde recibiré el primer mensaje.
Eso lo cambiará todo. - En realidad, lo de probar el taxi fue idea de Audrey. No le costó mucho convencerme, básicamente porque llevaba años enamorado de ella.
-
Personalmente, pienso que el sexo debería ser como las matemáticas.
A nadie le importa ser un desastre en matemáticas. -
Por un momento tengo la sensación de que todo se detiene para observar cómo introduzco la mano en el sobre y saco un naipe viejo.
El As de diamantes. - Intento deducir qué está pasando y quién me ha enviado por correo lo que podría ser un pedazo de destino.
- Sentado en mi porche con Doorman, la luna se inclina sobre mí.
- La luna se desgaja de las nubes y de pronto me siento desnudo, como si el mundo pudiera verme.
-
Tengo la sensación de haber sido elegido—. Pero ¿elegido para qué? —me pregunto.»
La respuesta es simple:
«Para que me importe». - En un momento dado forma un cuenco con las manos. Parece que esté sosteniendo su corazón.
- Fue como si tuviera un cordel en la mano y tirara de él lo justo para abrirme. Entró, dejó una parte de sí misma dentro de mí y se marchó.
- Le beso con toda su mugre y hedor, y esta noche siento que podría sostener el mundo entero en mis brazos.
- Mi alma necesita tu alma.
- Audrey me mira y me pregunta si estoy bien simplemente con la expresión de su cara.
- No puede tener más de quince años y me está arrollando. Me está aplastando por dentro. Sentimientos de amor y deseo forcejean en mi interior,
- Es curioso lo silencioso que parece todo cuando miras a la gente desde lejos. Es como ver una película muda.
- —Sé que puedes ganar, si quieres.
- —En ti hay belleza —le digo—. Lo sabes, ¿verdad?
- Noto sus ojos clavados en mí, pero no miro atrás.
-
Alza la vista hacia las estrellas. Son estrellas que chorrean en el cielo.
«Ve», me digo una vez más, y esta vez voy. - Unas nubes me observan desde arriba, pero están reculando. El mundo no quiere tener nada que ver con esto.
- El miedo se ha amarrado a mis pies y sé que no puedo hacer nada. Esta noche no. Puede que nunca. Si me muevo, tropezaré con él.
- Pero vosotros estáis lejos de aquí. Vuestros dedos pasan estas extrañas páginas que de algún modo vinculan mi vida con la vuestra. Vuestros ojos están a salvo. Esta historia no son más que unos centenares de páginas en vuestra mente.
- Ya no me importa ser un mensajero. La culpa me atenaza. Me la sacudo pero siempre vuelve. Nadie dijo que esto iba a ser fácil.
- Estaba lleno de vacío.
- Mi vida no es una partida de cartas.
-
—Eres mi mejor amigo, Ed.
—Lo sé.
Se puede matar a un hombre con esas palabras.
Sin necesidad de pistola.
Sin necesidad de balas.
Solo palabras y una chica. - —Me pierdo en ella—.
- Quiero agarrar ese mundo y por primera vez en la vida siento que puedo hacerlo.
- El mundo está aclarándose, adquiriendo forma y color, como si alguien lo estuviera pintando a mi alrededor.
- Busco bolígrafo y papel pese a saber que no llevo, del mismo modo que le das a una persona una respuesta equivocada con la vana esperanza de que, por obra de un milagro, de repente resulte acertada.
- La calle es un horror y siempre ha sido célebre por ello. Un lugar de tejas rotas, ventanas rotas y gente rota.
- Nos sentamos bajo un gran sauce que llora a nuestro alrededor.
- Nuestros pies corren y no quiero que se detengan. Quiero correr y reír y sentirme así eternamente.
- Quiero respirar en ella y con ella.
- Solo en la sociedad enferma de hoy día es posible perseguir a un hombre por leer demasiados libros.
-
Tengo los brazos molidos.
Ignoraba que las palabras pudieran pesar tanto. - cuando ríen puedes ver el mundo en sus ojos,
- las grandes cosas no son más que pequeñas cosas en las que uno se fija.
- Antes simplemente eras. —Lo dice como si en realidad no quisiera oírlo. Más bien parece que tiene que decirlo—. Ahora eres alguien,
- Tal vez tema que si no puedo tenerla, deje de quererla.
-
El bostezo de una chica puede ser tan bello que estremezca.
Sobre todo si está de pie en tu cocina, en bragas y camisa. -
Veo cómo sube por la calle, hasta que dobla la esquina. Justo antes de hacerlo, sabe que estoy mirándola y se vuelve y me dice adiós con la mano. Hago lo propio y desaparece.
Lentamente.
A veces dolorosamente. - Cuando el mundo no era tan grande y podía verlo todo. Cuando mi padre era un héroe y no un ser humano.
- La noche está iluminada de estrellas y cuando me tiendo y contemplo el cielo, me pierdo en él. Tengo la sensación de caer pero hacia arriba, hacia el abismo celestial.
- —Lo creas o no, hace falta mucho amor para odiarte así.
- la noche se me antoja tan profunda y oscura que me pregunto si algún día volverá a salir el sol.
- Los recuerdos permanecen mientras son capaces de blandir su espada y encontrar un punto blando en la mente para hacer un tajo y penetrar en ella.
- La gente muere por un corazón roto. Tiene ataques de corazón. Y el corazón es lo que más duele cuando las cosas se tuercen o desmoronan.
- Las chicas bonitas pueden matar y salir impunes.
- quería quedarme en el porche con él hasta que el sol nos diera a los dos pero no lo he hecho. Me levanté y bajé los escalones. Preferí ir en busca del sol a esperarlo.
- Siento el miedo, pero camino deprisa hacia él.
- Normalmente vamos por la vida creyéndonos constantemente lo que nos decimos. «Estoy bien», decimos. «Estoy genial.» Pero de vez en cuando la verdad se te echa encima y no puedes sacudírtela.
-
Solo deseo una cosa.
—¿Qué, Ritchie?
Su respuesta es simple:
—Desear. - No puedo creer que Marv y yo estemos hablando así. Normalmente demostramos nuestra amistad discutiendo.
- Imaginad la canción más dulce, más dura, más bella del mundo… pues ésa.
- «¿Pueden tres minutos durar eternamente?»
- —No creo que esté ahí —me dice con dulzura—. Yo creo, Ed… —Posa las manos suavemente sobre mi cara. La luz anaranjada del atardecer la baña—. Creo que esto nos pertenece a nosotros.
Uno de los mejores libros que he leído! Sin palabras :)
ResponderEliminarSaludos!
Lo tengo pendiente y espero que me guste :)
ResponderEliminarUn beso.
Me encantó la pequeña carta/nota a Milla ^^
ResponderEliminarparece un libro muy bonito :3
Saludos!