5 de septiembre de 2014

El tiempo que nos une

Titulo: El tiempo que nos une
Autor: Alejandro Palomas
Año: 2011 (2012)

Editorial: Suma de Letras
Temática: Ficción Moderna y Contemporánea
Páginas: 576
ISBN: 978-84-8365-295-4

Sinopsis: Mencía tiene noventa años, y aunque está cansada y la edad no perdona, sigue en guardia, rabiosamente empeñada en velar “por los suyos” a cualquier precio, hasta que el tiempo y las fuerzas se lo permitan. Menorca, Madrid, Barcelona, Copenhague…, ningún lugar es demasiado lejos si hay que acudir en ayuda de la callada Lía para que acepte la muerte de su hija mayor y librarla por fin de la culpa que no la deja vivir, o de la arisca Flavia, para que apueste por su propia felicidad en el otro extremo del mundo y conozca por fin un amor que la haga grande. Nada ni nadie será capaz de poner freno a la inconmensurable Mencía cuando, sacando fuerzas de flaqueza, decida salvar a su nieta Inés de un triste final y la recupere para la vida, ni cuando se empeñe en labrar para Bea y su pequeña Gala un futuro mejor por el que nadie parece apostar. Novela conmovedora y coral, he aquí la historia de cuatro generaciones de mujeres que ríen y lloran, que viven y sufren, pero que sobre todo se necesitan por encima de todas las cosas. Con mil matices y registros, Alejandro Palomas nos ofrece con El tiempo que nos une una historia que entrelaza el amor de madres a hijas, de abuelas a nietas y entre hermanas: una novela de emociones sobre unas mujeres únicas que desborda humor, cariño, sabiduría y valor.

  • Dolor. La abuela Mencía sufre a mi lado. Tiene el brazo roto y noventa años. También tiene recuerdos, imágenes, voces y nombres que a veces se le confunden con lo no vivido. Y ternura. Y también silencio.
  • Y el mar, este mar que se extiende hacia el infinito desde la ventana del dormitorio de mamá, como una alfombra de lana gruesa y azul.
  • —Desde que murió el abuelo para mí el tiempo no existe —suelta de pronto, como hablándole a nadie—. Se marchó y me rompió los minutos y las horas como quien rompe una pecera y se queda ahí viendo morir a los peces que cuidó durante años.
  • El tictac de un reloj me remachaba el cerebro con su falta de tino. Enamorada.
  • Pierdo la mirada en la ventana colmada de azul turquesa. El mar.
  • La depresión es una cortina de cuentas negras que atravesamos a ciegas, estampándonos contra lo peor de lo que creíamos no ser.
  • Llegaron entonces los recuerdos, retazos de vida a destajo, cosas no hechas, amores no devueltos, cariño por dar, por recibir.
  • —Escribo para que me escuchen,
  • El dolor lo cura todo menos el dolor mismo.
  • Más allá de la ventana, una nube se columpia contra el sol. Sopla una brisa suave. El cielo es de un azul opalino.
  • En aquellos días todos parecíamos echar de menos algo; la mayoría, la inocencia que no conoceríamos.
  • no es mi espacio ni mi tiempo lo que quiero, sino los suyos.
  • ¿Y la vida? ¿Qué nos queda, sino eso?
  • Tu ausencia me descoloca, me desrazona, no tengo un faro desde el que radiar mi falta de luz.
  • Quizá en el tiempo que aún nos quede juntas seas capaz de entender que eres lo que más he querido en el mundo.
  • Los cirros se deslizan sobre el sol poniente. La luz es naranja, granate, preciosa.
  • Solas no. Quizá un poco más vivas.
  • Y es que me gusta esta brisa, este mar. Sentir el pelo al viento sin tener que imaginar que vuelvo a tener veinte años y la vida por delante.
  • Tengo noventa años, un brazo roto y a todas mis niñas conmigo, navegando juntas de vuelta a casa. Tengo el mar y hace tiempo que dejé de tener prisa. Y no tengo ninguna fe en el futuro.
    Sólo alegría. Sólo compañía.
    Hoy es un gran día.
  • ¿De dónde sacan la risa los niños en los hospitales? ¿Dónde la encuentran?
  • Quizá la vida vuelva a encontraros, quién sabe.
  • Y él me manda un beso como quien mete una carta en el buzón equivocado porque sabe que, antes o después, la carta llegará.
  • Esto es la vida, Bea, un pozo sin fondo de entradas y salidas, de llegadas y partidas.
  • —¿Me ayudarás?
    Me arrebujo en el abrigo y busco el bastón en la oscuridad en sombras de la plaza.
    —Mientras siga viva, pequeña.
  • Una vida no es tiempo suficiente para curarte de una pérdida así.
  • Los amigos, los de verdad, estarán, pero sólo un tiempo. Su compasión tiene fecha de caducidad, y está bien así. Olvidarán y, sin decirlo, esperarán que tú también olvides, que sigas adelante.
  • La ciudad se contonea entre el mar y la montaña, remachada de noche. Qué hermoso lugar para olvidar. Para morir no.
  • lo miraba hipnotizada, como cuando de pequeña me quedaba sentada en el suelo mirando el péndulo del reloj de casa de los abuelos.
  • —Me estoy muriendo, ¿verdad?
    Me acurruco entre las sábanas. No, cariño. Somos nosotros los que nos morimos. Nosotros y todo lo demás. Se nos muere la vida porque no sabemos agarrarnos a la tuya.
  • Tú te vas, nosotros seguiremos muriéndonos hasta que el tiempo y la vida que no te hemos podido dar logre alcanzarnos y podamos verla cara a cara, escupirle sangre a la muerte, maldecirla.
  • —¿Muy pronto, cuándo?
    —Muy pronto. No te darás ni cuenta y ya me tendrás allí contigo.
  • Duermen los dos. Casi cien años de la mano.
  • Y en el mundo hay un hueco de ausencia que la muerte le ha abierto al tiempo entre los seis años de un pequeño y los noventa y dos de una vieja cansada que ya sólo espera lo mejor.
  • Me veo aquí sentada de cara al ventanal y me pregunto qué es lo que me empuja a seguir, qué más espero vivir. Entonces la respuesta me llega encerrada en los momentos.
  • —Entonces quédate. Quizá te necesite.
  • —Yo sólo tengo secretos para quien no quiere saber.
  • Tenemos que darle tiempo.
  • —Lejos. Está lejos —repite—. Y sola. Se marchó de sí misma y no sabe cómo volver.
  • Así es el resentimiento. Con cada palabra, con cada gesto, vamos poniendo un nuevo ladrillo en el muro de réplicas contenidas que se acumulan en el resentido. Sin embargo, llega un día en que el muro, demasiado frágil o demasiado torcido, se derrumba como un hotel abandonado en una playa, dejando a la vista el nido de gaviotas asustadas que se ocultaban en su interior.
  • Hay un momento en la vida en que dejamos de mirar y nos dedicamos a ver. Ya no buscamos con los ojos. Fijamos la mirada en un punto del presente o del pasado y las imágenes llegan solas, repetidas, escuchadas. Es la vejez.
  • —Para entrar al infierno no hace falta morirse,
  • Luego el cielo oscurecía y volvía la lluvia mortecina a caer desde el techo de la cocina, remojándonos la vida.
  • No te permitas llegar a vieja sin haber vivido la aventura de saber que alguien te echa de menos, hija.
  • Ahora me doy cuenta de que no fue ella quien me dejó. Fui yo la que no la seguí. Elegí y me quedé. Condenada, convertida en faro, como en los cuentos que no acaban bien. Aprendiendo que la medida del cariño es la añoranza.
  • Ver reír a una anciana es un milagro.
  • Desde el jardín delantero llega el olor del jazmín y de la madreselva, columpiándonos en flor y en blanco. Desde más allá, el olor a sal y a pino joven. A mar abierto.
  • Suspira. El cielo está tan estrellado que da envidia.
  • En el horizonte flota una línea más negra que el cielo y que el mar, más oscura que el mismo negro. Cuando perdemos la mirada en ella, todo se ordena porque todo cabe, caben los años de una vida, las historias queridas, las verdades que nunca quisimos oír. Cuando perdemos ahí la mirada, la vida habla y la noche escucha.
  • Ver dudar a mamá es ver combarse la línea del horizonte bajo el peso del cielo. Verle el fin al infinito—
  • Siempre es así en la isla, en todas partes: llega el viento y se va el sol, llega una vida en el crepúsculo de la anterior.
  • Confieso que he vivido.
    Son cuatro palabras como cuatro rocas sobre un mar en calma, cuatro combinaciones de letras, aire, tonos, pulmones, voz y años.
  • —Cuando me muera, quiero que bajes a la playa y escribas en la arena, con las letras más grandes que seas capaz de escribir: «Confieso que he vivido». Quiero que se vean desde el aire. Desde arriba. Quiero verlas.
  • La muerte es algo hereditario.
  • Aquí, en el norte, el sol es un bien escaso y, en cuanto asoma, el cielo promete cosas que ayudan a seguir. Entonces la vida parece más vida.
  • Parece mentira que haya pasado tanto tiempo y que haya pasado así, tan sin darnos cuenta.
  • parece mentira que hayamos tenido que reencontrarnos en este rincón del mundo para conocernos
  • no tiene nada que perder porque ha perdido tantas cosas en la vida que ya sólo juega a ganar.
  • Necesito tiempo.
  • Fuera, la oscuridad es casi total y las ráfagas de luz del faro barren el cielo como manos sobre un enorme retal de terciopelo viejo.
  • Se le da bien empujar a la vieja Mencía, empujarnos desde siempre a vivir, a no aflojar, como sea pero hacia delante.
  • para mí hoy es un día importante porque estaremos las cinco y porque sé que, pase lo que pase, estaremos bien porque estaremos juntas.
  • he aprendido que hay hombres, mujeres y niños que miran con luz propia sin oscurecer nada de lo que miran.
  • lo vivía todo como si la vida fuera una carrera de obstáculos puestos ahí por el destino sólo para ella,
  • si algo me han enseñado los años y los colgajos es que el tiempo no perdona ni cura. Lo que cura es la verdad, y si duele, mala suerte.
  • El tiempo es un lujo que pocas podemos permitirnos.
  • «No hay peor cárcel para una mujer que la muerte de un hijo».
  • Las cosas son lo que son. El resto es mitología griega.
  • el brazo de mamá en el mío es el mejor regalo que la vida me ha hecho en mucho tiempo
  • Si no hay miedo, el valor no vale nada. Lo difícil no es no tener miedo, sino seguir adelante a pesar de él.
  • Antes de que pudiera decirle nada, él parpadeó unas cuantas veces, rozándome la mejilla con las pestañas y haciéndome cosquillas con ellas. «Besos de mariposa» lo llaman aquí.
  • La locura y tú sois hermosas y, a estas alturas de mi vida, lo hermoso es vivir. Vivirlo. Yo no tengo nada que perder, ni siquiera tiempo, porque no sé cuánto me queda aquí.
  • No sé las cartas que la vida me pondrá en la mano, pero el tiempo que he vivido aquí me ha enseñado que eso es lo de menos. No importan las cartas sino la mano que las maneja.
  • Después de los noventa, se acaba la tercera edad y empieza esta otra, la de la inocencia.
  • «Decidir es prescindir»,
  • «No hay nada que admirar. Después de tantos años, la vida me ha enseñado que las cosas siempre salen bien cuando eres tú la que decide, porque decidir ya es hacerlo bien. No tiene más misterio».
  • —La vida no es fácil, hija —dice—. Nadie dijo nunca que lo fuera. Y cada una tiene que vivir la suya.
  • Qué extraña es la vida a veces. Y qué hermosa.
  • Es como si la vida fuera ella, como si mamá fuera en sí misma la definición de la vida.
  • Hay vida en la isla y también en este corazón. Quizá sean distintas, pero son las mías y tendré que saber vivirlas el tiempo que me quede.
    El que aún nos queda.
  • —Es lo bueno y lo malo que tiene esta familia. Lo que le pasa a una, termina pasándonos a las demás.
  • Estáis bien juntos, ¿no? Pues, hala, a vivirlo.
  • Es el cielo donde vive nuestra gente, los que ya se fueron. Y es también el que nos verá llegar.
    Es el cielo que nos queda. El de las que quedamos.
  • Llega una edad en la que nos damos cuenta de que vivir restando es vivir al revés porque hace daño, y la vida no es eso. Hay que aprender a sumar, hija, a sumarlo todo: el dolor, la pena, la angustia, lo vivido, lo que esperas vivir, lo que ya no..., los que se marcharon. Todo eso eres tú.
  • y si hay oscuridad, no vaciles. Aquí, al otro lado de mi ventana, hay un faro que da vueltas y que todas las noches baña esta orilla preguntando por ti.
  • Cuando ellas se vayan no habrá roca y tendremos que aprender a vivir en agua.
    No habrá roca, no.
    Sólo cielo.
    El suyo, el de Helena y también el de Tristán.
    Dios quiera que siga siendo también el de las que quedemos.

27 comentarios:

  1. Me encantará leerla¡¡ gracias por la recomendación¡¡ nos leemos¡¡

    ResponderEliminar
  2. Gracias por las frases :P

    Besoooos =)

    ResponderEliminar
  3. No la conocía y por lo que he visto me ha gustado!

    Un beso ^^

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por el texto, es precioso. Me encantaron todas las frases, tienen profundidad. Sin dudas tengo ganas de leerlo.
    Nos leemos! un besote.

    ResponderEliminar
  5. Leí hace poco una reseña de esta novela y me la tengo apuntada junto a otra del mismo autor. A ver si le busco un hueco pronto.
    Gracias por tu trabajo. Besos.

    ResponderEliminar
  6. Hola!!! gracias por la reseña, pinta bien pero lo voy a dejar pasar

    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Unas frases muy bonitas pero este libro no me llama la atencion.

    Saludos

    ResponderEliminar
  8. Hola!!
    Pues hasta creo que me enredé un poquito xD
    Pero bueno, esta vez como que no me llama mucho, pero muchas gracias por la reseña.
    Saludos y que estés super =D

    ResponderEliminar
  9. Hola!
    gracias por las frases, me han encantado! Nos leemos
    un beso

    Mel

    ResponderEliminar
  10. Te puedes creer que no he leído a Palomas?
    Este me llama más que el de la madre... lo buscaré
    Besos, preciosas frases

    ResponderEliminar
  11. Hola :) tienes un blog muy interesante :D soy nuevo en esto de los blogs, me sigues?

    Aqui mi blog: http://entrelibrosv.blogspot.mx/

    ResponderEliminar
  12. ¡Hola! No sé como te las apañas pero siempre me encantan las portadas de todos los libros que lees, siempre:3

    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  13. Hola:D Pues tiene buena pinta, aunque no lo conocía *_* Y su portada es preciosa ^^ Un besin.

    ResponderEliminar
  14. hola! oh tiene pintaza! me ha llamado mogollon la atencion, besotes

    ResponderEliminar
  15. Wow! Que bellas frases! Va a pendientes!
    Besos!

    ResponderEliminar
  16. Me enredé al principio, pero ya le agarre la línea y me ha gustado, aunque aún así, no creo leerlo.

    Gracias

    ResponderEliminar
  17. Le tengo muchas ganas pero aun no me he hecho con ella!
    Un beso!

    ResponderEliminar
  18. ¡Hola! Me gustaría mucho leerla :D intentaré hacerme con ella.
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  19. holaa
    me encantaría leer esta novela
    me han dado mil ganas
    un beso

    ResponderEliminar
  20. Parece muy interesante.
    Te sigo

    ResponderEliminar
  21. ¡Hola!
    Parece muy interesante ^^ tiene frase smuy bonitas así que quizás me anime con él.
    Un beso

    ResponderEliminar
  22. ¡Tiene pintaza!♥ Y eso que no lo conocía de nada.

    ¡Un besote!

    ResponderEliminar
  23. :O me gusta!
    No conocía el libro ni el escritor, pero tiene unas frases increíbles.
    Ojalá lo encuentre, porque me encantó el nombre del libro y su portada.
    Besos.

    ResponderEliminar
  24. No conocía el libro pero por lo que leído me ha gustado y las frases geniales.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  25. me ha encantado las frases la verdad que asi te dan ganas de leer el libro , pasaba por aqui a publicitar a Curro Ruiz que compone su musica y la letra a lomejor te interesa alguna frase de sus canciones es nuevo espero que te guste dejo aqui el link un beso y gracias
    http://youtu.be/my5fkU16bcE

    ResponderEliminar
  26. hola hace tiempo que tengo esta novela y nunca me he decidido a leerla, me la has recordado, gracias por la entrada, nos leemos chao

    ResponderEliminar
  27. Lean buscando a Alaska

    ResponderEliminar